viernes, 17 de mayo de 2013

Tú sí has nacido para ser feliz

Si ahora pudiera echar atrás en el tiempo y hablar a aquella chica de 19 años, le diría lo que te voy a decir a ti. Rosario Velasco.


SIMPATÍA POR EL DÉBIL

Tú sí has nacido para ser feliz

Lucía Etxebarria
Magazine | 09/05/2013 
Tienes diecinueve años. Tus padres vinieron a verme el día de Sant Jordi, me dejaron una carta que me habías escrito y una rosa de tela que habías cosido para mí. En la carta me decías que estabas muy deprimida, que creías que “cierta gente no hemos nacido con la capacidad de ser felices”. Pero no es así. Todo el mundo nace con la capacidad de ser feliz. Algunos aprenden a usarla, otros no. 

Tus padres parecían muy preocupados por ti. Sospecho que, con la mejor de las intenciones, te han sobreprotegido. Las personas que crecen a la sombra de una sobreprotección desarrollan una inseguridad tremenda. Les cuesta mucho confiar en sí mismas y en sus capacidades y tienden a depender de otras personas, reproduciendo la dependencia que han desarrollado hacia sus padres (espejo de la que sus padres sentían hacia ellos, de ahí la sobreprotección, el estar siempre cerca o encima). Además, crecen con la idea de que deben satisfacer las enormes expectativas que sus padres depositaron en ellos y se deprimen mucho cuando no lo consiguen, sin saber siquiera por qué se deprimen. Sospecho que es tu caso, sospecho que has normalizado tanto la situación que ni siquiera te das cuenta de lo que pasa. A veces lo que entendemos como normal no es sano, no nos ayuda. A veces tenemos que abrir nuestro problema como el niño que abre el reloj para intentar entender el mecanismo. Tienes que analizar la situación y buscar el fallo. No puedes resignarte diciendo que es que has nacido así.

Me dices que has visto a muchos psicólogos y psiquiatras, que nada ha funcionado. Sencillamente, no eran los profesionales que te convenían. Como en todas las profesiones, en este campo también hay incompetentes. Busca otro profesional, más joven, más afín, que te entienda, pero no te quedes rumiando tu autocompasión y tu “yo no he nacido para ser feliz”. La serpiente que no puede cambiar de piel fallece. Lo mismo le pasa a la mente que no está preparada para cambiar sus esquemas. Tú siempre vas a ser tú misma, y eso no lo puedes cambiar, pero también estás en perpetuo cambio para llegar a ser tú misma... Puedes decir “esto no me gusta”, enroscarte sobre ti misma y hundirte. O puedes decir “esto puedo cambiarlo”, ir hacia ello y ­combatirlo.

Cuando yo tenía tu edad también estaba deprimida. También había normalizado una situación legitimada socialmente pero insana. No era la que tú vives, pero tampoco era buena para mí. Los hombres me paraban por la calle a menudo con cualquier excusa. Yo había escuchado toda la vida que no era muy guapa y que los hombres eran todos unos obsesos sexuales, así que jamás se me ocurrió pensar que me abordaban porque era guapa, porque les gustaba, que quizá la gran mayoría no eran obsesos sino románticos. Si ahora pudiera echar atrás en el tiempo y hablar a aquella chica de 19 años, le diría lo que te voy a decir a ti: sólo se vive una vez, sólo se es joven una vez, y si yo volviera a tener ese cuerpo, esa energía, no los desperdiciaría como hice. Procuraría disfrutar y sacar partido. Ahora tengo 46 años, un principio de artrosis, estoy siempre cansada, no soy la mitad de la mitad de guapa. Y he aprendido muy tarde a cambiar esquemas. No dejes que te pase eso a ti. Cámbialos ahora.

Leer más: 

No hay comentarios: